
La revocación ha tenido consecuencias inmediatas. La ciudad podría verse privada de productos cruciales de alta tecnología que podrían considerarse de “doble uso”, mientras a las compañías chinas les resultará más difícil acceder a la tecnología considerada sensible por Washington, desde semiconductores y telecomunicaciones de alto cifrado, hasta láseres para uso médico e incluso consolas de videojuegos